El miércoles 22
de abril salí a Santa Tecla a comprar unas cosas que necesitaba para la casa y
me encontré con un cordón sanitario, muchas patrullas, policías y un soldado
del ejercito en cada esquina. No me dio miedo, sino me lleno una profunda sensación
de tristeza al ver ese cuadro tan diferente a lo usual. Una ciudad que usualmente
está llena de personas y comercio convertida en una ciudad fantasma, se podía sentir
en la atmosfera el temor, la incertidumbre y la frustración. Ver los rostros de
las personas como caminando sin sentido, con una mirada vacía, desconcertados, sobreviviendo
a algo que no se sabe ni que es. Incluso los policías y miembros del ejercito, quienes
suponen cuidar y proteger la seguridad ciudadana, parecían tener los rostros desconcertados.
Este pequeño viaje de unos pocos minutos cambio la percepción de mi propia
cuarentena, de mi poco “aislamiento social”, ya que por medio de las redes he
tenido contacto con muchas personas, he tenido la oportunidad de conectarme con
otras mujeres alrededor del mundo, unirme a un telar de mujeres maravillosas y
aprender mucho sobre ellas y la vida, y he tenido la oportunidad de servir
incluso brindando mi apoyo desde mi lugar seguro, mi “hogar”.
Sin embargo, ante
la percepción de lo que vi y de la realidad que viven muchas personas, quisiera
ofrecerte un consejo, que te aferres con
toda tu mente, con todas tus fuerzas y con todo tu corazón a tu fe, a lo que
has creído que Dios te ha dicho que haría contigo y con los tuyos, a las promesas
de Dios para ti y saber con certeza que El esta en control. En medio del valle
de sombra que vivimos todos alrededor del mundo, hay alguien que tiene la
ultima palabra. Así que confiemos en que El cuidará de ti y de mi, de tu
familia y la mía y que en medio de esta pandemia, de la incertidumbre y de las
perdidas saldremos más fuertes, más seguras y mejores personas. Ten la
seguridad que Dios te lleva de la mano y te abraza como a Su Hija, que esta a tu
lado cada momento de tu día.
“No tengas
miedo, pues yo estoy contigo; no temas, pues yo soy
tu Dios. Yo te doy fuerzas, yo te ayudo, yo te sostengo
con mi mano victoriosa.” Isaías 41:10